Aunque sabemos que no sirve de mucho sí que desde la Asociación que presido, ACMET, nos gustaría mostrar nuestro apoyo y ánimo a todas las gentes del mundo rural que hoy están viendo su vida derrumbarse por las llamas y hacer un llamamiento a las administraciones que, una vez más, se demuestran algo incapaces en la gestión de lo que nos ocupa.
El fuego no solo arrasa con el medio, con la naturaleza, va mucho más allá, arrasa costumbres, tradiciones, formas de vida, también quema miradas, gestos y surcos en la piel reflejos de haber vivido y ahora todo parece desvanecerse.
No pretendo buscar responsables, que los hay y deberán obrar en consecuencia, pero sí que desde la asociación nos gustaría hacer un llamamiento, otro más, servir de altavoz a lo que tantas veces nos recuerdan desde el mundo rural; ¡escuchemos su experiencia, dejemos que el paisaje de estas zonas se ordene como ellos saben, como hicieron sus padres y sus abuelos!
Basta ya de hablar de la España vaciada y al mismo tiempo clavar a sus gentes, a los que quedan, un puñal por la espalda.
A todos aquellos que se fueron defendiendo su tierra con lágrimas en los ojos, con humo en las gargantas, a todos los que hoy, ahora, entregan, sin medios apenas, a veces sin apoyo, su vida por salvar la que les rodea, todo nuestro ánimo y nuestra fuerza
Que tomen nota las administraciones, los grupos ecologistas, los grupos animalistas, todos debemos tomar nota y defender nuestras posturas bajo el paraguas del sentido común, dialogo y una gestión eficaz en la prevención…
Hace tiempo que decimos, parafraseando a Ortega y Gasset, casi lo tenemos como eslogan en nuestra Asociación, y hoy lo vemos claro: “El mastín es el mastín y su circunstancia y si no la salvo a ella no lo salvaré a él” pues bien, hoy estamos un poco más lejos que ayer de poder salvar el mundo rural, hoy, mucho más que ayer, tenemos que ver claro el mensaje de estas gentes que hacen lo rural; de los ganaderos; de esta España vaciada… que no se vacío sola, que la vaciaron y siguen desangrándola, poco a poco, que a veces solo parece un reclamo para turistas, un parque temático. Escuchemos lo que dicen, dejemos que los que viven, los que, con sus manos y el sudor de su esfuerzo, con la sabiduría de sus antepasados fueron dando respuesta a las necesidades, fueron ordenando esos paisajes y construyendo sus vidas y así fueron creando las tradiciones que hoy las llamas, por no dejarles hacer, devoran.
Desde esta asociación que trabaja por el mastín ganadero, pero siempre desde el entorno donde estos perros se forjaron, enviamos nuestro más sentido pésame por todas las pérdidas, pero, sobre todo, no puede ser de otra manera, por todos aquellos que dejaron y dejarán su piel, su vida, otra vez más, por su tierra, por la tierra de todos.